La biofortificación como alternativa complementaria en el mejoramiento de la SAN

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- “el principal problema de alimentación en Guatemala es la baja calidad de su dieta y de sus prácticas alimenticias”, tomando esto en consideración, Guatemala resulta un país propicio para que la biofortificación sea una alternativa complementaria para combatir la deficiencia en micronutrientes de la población.

La biofortificación de alimentos es el desarrollo de nuevas variedades de cultivos básicos con mayores contenidos de micronutrientes mediante el uso del mejoramiento convencional.  Julio Franco, del Instituto de Ciencia y Tecnología agrícolas -ICTA- explica: “Con la biofortificación se produce un cultivo con mayor cantidad de minerales que el que consumimos generalmente”.

La diferencia entre biofortificación y la fortificación tradicional reside en que en la primera la fortificación se produce durante la fase de producción del cultivo o antes de la cosecha, en la fortificación el proceso se realiza después de la cosecha.

Respecto a la naturaleza del cultivo biofortificado y su proceso, Franco aclara, “Al referirnos al mejoramiento convencional debe entenderse que no hay transferencia de genes de otras plantas para ese cultivo, es decir, no es transgénico.  El cruce se hace de manera manual entre dos plantas, donde una tiene mayor cantidad de proteínas y minerales (hierro o zinc) hacia la otra que tiene otra característica, por ejemplo, tolerancia a la sequía o a las plagas.

“Sabemos que la desnutrición crónica es un problema multicausal, sin embargo, al no haber una ingesta de minerales adecuados como el hierro, zinc o una buena cantidad de proteínas ésta se manifiesta causando daños al ser humano, especialmente a niños menores de cinco años.  El aporte del consumo de alimentos biofortificados, por ejemplo, durante el embarazo ayuda a la nutrición del feto durante su desarrollo y nacimiento”, agrega Franco.

La promoción y difusión de los cultivos biofortificados se ha llevado a cabo en el país desde el 2015 a través de la Plataforma Institucional para el Desarrollo y usos de los Biofortificados en Guatemala (BioFORT), este grupo multiinstitucional cuenta con 14 instituciones del sector público, privado y de la cooperación internacional.  Debido al alto costo para el desarrollo tecnológico y la investigación de la biofortificación se busca difundir su importancia para mantener su producción para reducir las brechas nutricionales y tener impacto en el estado nutricional de la población.

Siendo el maíz y el frijol la base de la alimentación de la población, innovar con la biofortificación orientada a mejorar la calidad nutritiva de estos tendría un impacto importante en la Seguridad Alimentaria y Nutricional.