La relevancia del cuidado cariñoso y sensible

María Claudia Santizo, oficial de nutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia –UNICEF-, explica que el cuidado cariñoso y sensible se refiere al cuidado, amor y estar atento a lo que un niño necesita para crecer sano y feliz, es decir, la salud, nutrición, atención, aprendizaje y un entorno protegido. Cuando un niño nace tiene todo el potencial para desarrollar sus habilidades al máximo, los principales involucrados en el cuidado cariñoso y sensible del niño son las mamás, papás, cuidadores y quienes tienen una interacción diariamente con él.

Santizo expone: “El 80% del cerebro del niño se desarrolla en los primeros 2 a 3 años de vida por lo que deducimos que lo que suceda en este período definirá el resto de su vida. El cerebro le permite al niño interactuar con el ambiente que le rodea, resolver problemas, socializar y aprender. Existen factores que limitan el desarrollo del niño, dada nuestra cultura, llevamos a los niños en la espalda o cargados, cubriéndolos del aire y la luz, sin embargo, esto impide que el niño tenga estímulos del ambiente, es necesario que mire a las personas, colores, y todo lo que sucede a su alrededor”.
En un país como Guatemala donde la desnutrición crónica afecta el desarrollo del cerebro de los niños, debemos tomar en cuenta que está comprobado a través de estudios que las acciones para mejorar la nutrición de los niños deben ir de la mano del cuidado cariñoso y sensible para su desarrollo apropiado. Si ignoramos la suma de ambas intervenciones, el cuidado de su salud, acceso a agua segura y un ambiente libre de maltratos, el niño no alcanzará su desarrollo integral.

“A veces estamos al pendiente de las necesidades físicas más no de las mentales, se ha descubierto que cuando el niño recibe estimulación oportuna, desarrolla su cerebro de una manera más contundente. Cada segundo las células nerviosas del cerebro (neuronas) se reproducen y tienen hasta mil contactos por segundo, estos son estimulados cuando el niño recibe caricias, si desde el embarazo le cantamos o hablamos, el cerebro se forma de manera adecuada con cada manifestación de amor y esto le prepara para enfrentarse al mundo. Cuando el niño está sujeto a gritos y maltratos, esto altera su desarrollo cerebral, y será menos capaz de enfrentar de una manera sana los problemas durante su vida”, puntualiza.

Las personas que están alrededor del niño son también responsables, debido a la época en la que vivimos se recomienda que si se carece de tiempo, el poco tiempo que se tenga con él debe ser de calidad, donde se exprese el amor y lo importante que es, que se sienta protegido y querido. El tiempo de interacción es lo que forma el cerebro del niño, usted tiene su vida y desarrollo en sus manos, nunca es tarde para brindar cuidado cariñoso y sensible con un saludo, sonrisa o abrazo, esto hará una diferencia por el resto de su vida.