¿Qué son las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA)?
Cada año un tercio del total de la comida producida para consumo humano es perdida o desperdiciada, esto equivale al peso de 150 mil contenedores estándar de transporte marítimo a su máxima capacidad cada día, una cifra alarmante si pensamos en los 820 millones de personas que pasan hambre en el mundo.
La población mundial supera los 7.000 millones de habitantes, y las pruebas demuestran que las personas estamos consumiendo muchos más recursos naturales de los que el planeta puede proporcionar de forma sostenible.
La pérdida y el desperdicio de alimentos se refieren a la reducción de la cantidad o calidad de los alimentos a lo largo de la cadena de suministro alimentaria, esto trae consecuencias a la economía, el medio ambiente y la seguridad alimentaria y nutricional,
Marco Moncayo, coordinador del programa Impacto, Resiliencia, Sostenibilidad y Transformación para la Seguridad Alimentaria y Nutricional –FIRST- (iniciativa conjunta entre la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación –FAO-, y la Unión Europea), explica: “la pérdida de alimentos ocurre debido a acciones realizadas por los proveedores a lo largo de la cadena de suministro, desde la cosecha hasta la venta al minorista, pero sin incluirlo.
¿Dónde se pierden los alimentos?
En las explotaciones agrícolas, cuando los alimentos se cultivan en un momento inapropiado, las condiciones climáticas, las prácticas utilizadas en la recolección, la manipulación y los problemas en la comercialización de la producción.
A causa de un almacenamiento inadecuado, así como por decisiones tomadas en etapas tempranas de la cadena de suministro que hacen que los productos tengan una vida útil más corta.
Durante el transporte, una buena infraestructura y una logística comercial eficaz son fundamentales para evitar la pérdida de alimentos. La elaboración y el envasado son determinantes en la conservación de los alimentos, y las pérdidas suelen deberse a instalaciones obsoletas, al mal funcionamiento técnico o a errores humanos.
El desperdicio de alimentos ocurre durante la distribución y consumo, en relación directa con el comportamiento de vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores que deciden desechar los alimentos que aún tienen valor.
¿Dónde se desperdician los alimentos?
En el comercio minorista, el desperdicio está relacionado con una vida útil limitada, la necesidad de que los productos alimenticios cumplan las normas estéticas en términos de color, forma, tamaño, y la variabilidad de la demanda. Moncayo explica: “nos hemos acostumbrado a encontrar perchas homogéneas de frutas y verduras en los supermercados, buscamos lotes de productos de la misma calidad, tamaño y cuando vemos algo diferente lo dejamos de lado. Por ejemplo, en una percha de manzanas verdes, bonitas y lustrosas, encontramos una manzana amarillenta de una forma distinta nos hace que la tengamos de lado”.
En el hogar, el desperdicio se debe a una mala planificación de las compras y las comidas, exceso de compra (porciones y tamaños de envases demasiado grandes), confusión sobre las etiquetas (fechas de consumo preferente y caducidad) y un almacenamiento inadecuado en el hogar.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- son una serie de medidas planteadas por la Organización de las Naciones Unidas -ONU- para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar el bienestar global de las personas. La meta 12.3 de los ODS exige reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos a nivel minorista y de consumo para 2030, así como reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.
La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos pueden considerarse una manera de reducir los costos de producción y aumentar la eficiencia del sistema alimentario, mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, y contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente.
¿Qué puedes hacer para prevenir el desperdicio de alimentos?
Consume de manera responsable:
Recuerda los alimentos que ya tienes.
Planifica tus compras cuidadosamente y de ser posible compra solo las porciones que necesites.
Comparte las porciones grandes de los restaurantes y lleva tus restos de comida a casa.
Cambia tus hábitos e involúcrate:
Refrigera o congela productos frescos y restos para que duren más tiempo.
Aprovecha al máximo cada parte de tus alimentos.
Utiliza primero las frutas y verduras más maduras.
Prepara salmueras o conservas con tus excedentes vegetales.
Puedes comprar las frutas y verduras “feas o maduras” (que en ocasiones se encuentran a mejor precio) y utilizarlas para licuados o tartas, también para preparar cremas o sopas.
“Al reducir la pérdida y desperdicio se puede generar un impacto positivo en cuanto los precios, éstos podrían reducirse y las familias de escasos recursos podrían acceder a aquellos alimentos”, sugiere Moncayo.
La FAO estima que los alimentos desaprovechados en América Latina serían suficientes para satisfacer las necesidades alimenticias de 300 millones de personas. Si los alimentos desaprovechados fueran un país, éste habría ocupado el tercer lugar entre los principales emisores de gases de efecto invernadero, con cerca del 8 % de las emisiones globales. Producimos suficiente comida para todos, un cuarto del total de alimentos que desperdiciamos podría acabar con el hambre del mundo.